En la historia del periodismo en México, una de las prácticas más cuestionadas y conocidas es la de recibir “chayotes” o “embutes” por quienes ejercen el oficio, lo que implica un soborno para consignar informaciones favorables para quien desembolsa el recurso.
La práctica de “chayotear” a quien se pueda y deje, es una actividad frecuente hasta nuestros días, pese a que los actores políticos la nieguen al momento de cuestionárseles al respecto.
Con frecuencia en el gremio periodístico el “chayote” transita a una escala mayor para convertirse en extorsión, que implica el amago de un medio de comunicación o reportero hacia una figura pública para no divulgar alguna información a cambio de alguna prebenda, o bien la advertencia del “golpeteo” constante en caso de no recibirla, la práctica se convierte así en un delito.
El tema de los “chayotes” y la extorsión sale a flote a propósito del llamado Día de la Libertad de Prensa, instituido el siete de junio en 1951 por el presidente Miguel Alemán en una comilona a petición de empresarios mediáticos para agradecerle al mandatario sus gentilezas.
Pese a que internacionalmente es el tres de mayo cuando se conmemora el Día Mundial de la Libertad de Prensa, en México y otros estados se sigue perpetuando la costumbre del siete de junio, en donde autoridades convocan a dueños, directivos y trabajadores de los medios de comunicación para departir en comilonas en las que generalmente se rifan electrodomésticos o viajes, sellando cada año las cuestionables relaciones entre poder y prensa.
Prácticamente no existe reportero o periodista que en algún momento de su trayectoria no haya recibido el ofrecimiento de un “chayote”, algunos aceptan, otros no, las razones son diversas.
“También recuerdo una vez que al acabar una entrevista un diputado me dijo que cuánto era por la nota, que ya antes algunos compañeros que lo habían entrevistado le habían cobrado; también me ofrecían becas, y hay quien pretende contratar publicidad para darme una comisión y que si no digo nada ellos tampoco”.
-¿Has pedido alguna vez un “chayote”?
“No”
-¿Has aceptado alguno?
“No”
-¿Qué opinas de quienes usan el oficio periodístico como medio de presión para sacar dinero o alguna prebenda?
“Yo diría que no son periodistas sino delincuentes, se aprovechan de una profesión noble para caer en un delito, y lo peor es que muchos políticos por temor ceden.
“Sé de gentes a las que le han dado concesiones, que de esa manera se mantienen, hay otros que comen a expensas del erario porque a las giras solo van a comer y no a trabajar; también están todos aquellos medios que nadie los ve y no reportean y logran convenios de publicidad”.

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