LA CALLE ANCHA

 

Ciudad Constitución, B. C. S.

10 de octubre de 2017

Socialmediabcs

Iván Bravo.

Escribo para ser incomprendido, quizá para que en la no lectura se niegue mi existencia , que no resuene, que ni tiemble en el medio de la pantalla azul, ni en el comentario del momento... Esa mañana de 1985 salimos con rumbo hasta la Unidad Deportiva, una bola de plebes de la primaria Valentín Gómez Farias. Sábado y muy temprano, ya que los juegos de fútbol infantil empezaban justo a las 8:00 de la mañana. Habrá detalles que a la memoria no me lleguen, pero si les diré que eramos felices y muy contentos con esa ilusión que nos daba el patear la pelota en ese torneo. Muy ajenos a los problemas de esos años, incluso de las situaciones familiares que cada uno tenía. En lo dicho, caminar hasta allá era un travesía y aventura, navegar por la mentada Calle Ancha, el Boulevard Hugo Cervantes del Río, tramos de tierra y otros de caliche, pero lo mejor eran los camellones centrales, arbolados, donde todavía se tomaba agua a boca de llave, hasta en las cazuelitas que se formaban en el suelo ¡nada de agua purificada!. 

La mente me juega una mala pasada y de pronto me devuelve a esta realidad al año actual, al  2017 casí expirante. Caminar de oriente a poniente y volver a apropiarme de la Calle Ancha fue muy gratificante, por ese momento me apropie de la arboleda central, nada ni nadie me obliga a tomar la banqueta. Aún encuentro guarniciones de aquellos años y sobre todo la sombra abundante de platanos, magueyes, limones, mangos, palmas, neem, pistaches, ecucaliptos, palo de arco o retama, guayabos, algodones y dátiles. Una fuente olvidada, pero todavía en pie, deteriorada, con los rasgos de ese fluido abundante, cadensioso, inspirador y refrescante. Ojalá y los aires de modernidad no nos quiten ese punto verde de la ciudad, ni que los caprichos de cualquier autoridad nos arranquen de raíz esos árboles de mi niñéz, de la fugaz juventud y ahora de esta vida firme y maciza.