El síndrome del impostor es más común de lo
que creemos. Es una forma de pensamiento que nos empuja a pensar y sentir que no merecemos nuestros logros profesionales y que los avances y aciertos se deben a la suerte o que somos una especie de fraude que hemos engañado a los demás para que piensen que tenemos una capacidad que en realidad no existe un impostor, debemos darnos cuenta de que nuestras habilidades y logros son reales. Aceptar y celebrar nuestros éxitos, en lugar de sentirnos inseguros, puede ayudarnos a superar este síndrome común en personas que tienen altas expectativas de sí mismas, en aquellas que han experimentado el rechazo o la crítica en el pasado, o en aquellas que están en transición a un nuevo rol o posición.
LA GRILLA, LA GRILLA...
No cabe duda que el ANIMAL POLÍTICO no descansa, está latente, a veces se esconde y pareciera que ya no existe, que se acabó, pero oh decepción... es sólo una salida a tiempo y a veces decorosa, es refrescar la imagen, para resurgir en el momento adecuado.
Esto viene a colación porque ya la fiebre de los amarres, las sucesiones, los enroques y demás cosas, aunque no es tiempo ya se dejan ver manifestaciones a favor o en contra. Azules y Tricolores se tiran el uno al otro y los Amarillos pues parece que no pintan, pero saldrán por lo suyo. Mientras que otros protestan todo lo que ven, con el único afán de estar en la palestra. Así que un titular en la prensa o una declaración en televisión suma a su proyecto.
Mientras tanto el ciudadano común, sufrido y trabajador puro aguantar estos aceleres que a veces se ven hasta ridículos, hay que dejar la hipocresía de lado, en política lo que es, es, no hay vuelta de hoja cada cosa lleva su mensaje cifrado o escondido y como el Umpire del béisbol, a aprender esas señales.
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